El paisaje castellano en el que se enmarca el yacimiento arqueológico de La Olmeda es el punto de partida de un proyecto muy relevante por su dimensión cultural y patrimonial, y plantea un reto al edificio del museo, que se convierte en un hito capaz de despertar el alma del lugar y la época histórica evocada por los restos arqueológicos, creando un amplio espacio en el cual éstos adquieren todo el protagonismo, a través una extensa cubierta resuelta mediante grandes cerchas de madera, con un lenguaje arquitectónico contemporáneo, conjugando lo nuevo con lo que se ha convertido en eterno.